Desde niño al mirar por las rendijas de la puerta, el mundo se ve amarillo lleno de color, con personas caminando por todo lado, con animales haciéndola mas colorida y entretenida, con invenciones humanas mas allá de nuestro pensamiento, con nubes suaves y blancas, con cielos claros y oscuros...
Mis manos pequeñas no lograban atrapar el tiempo, la verdad, la incómoda realidad. No lograba respirar el aire triste y solitario, interactuar con la fría rutina que nos aleja día a día de la vida…
Ahora que mis ojos son más viejos y un poco más maduros, mi mente logra captar un poco la silueta del propósito, las luces se ven un poco más rojizas y los sabores más cálidos, las texturas más llenas de piel y menos plásticas. Nuevamente mi pensamiento se conjuga en entender ¿qué hicieron por mi?, ¿qué nos heredaron?, ¿qué debemos heredar?
Pero no llego a ningún lado, no avanzo sin dar gracias y tratar de hacer lo mismo sin entender.
Solamente espero que la vida me dé la oportunidad de que nos miren y estén orgullosos.
